Mas ¡ay Señora!, que yo me veo oprimido por mis vicios, y cargado con mis culpas y pecados, y no puedo levantarme sin los poderosos auxilios de la divina Gracejo, y sin el atención de vuestro maternal socorro. 2 Lágrimas de temor por los propios pecados. Son las de los https://wardu023dun9.jts-blog.com/profile